LA ESTELA DE NIMUÉ

LA ESTELA DE NIMUÉ

martes, 7 de mayo de 2013

UN SUEÑO. (Mi nuevo Premio Literario)

Un honroso Tercer Premio en el Certamen de C.C. Príncipe de Asturias.



 UN SUEÑO


            Una vez tuve un sueño.


            Se acercó a mí una noche de compartidas soledades con el mar. Con ojos de niña me miró desde la orilla opuesta, desde el extremo que separa la realidad de la ensoñación. Vino a mí caminando lentamente.


-          ¿Quién eres? – Pregunté.
-          Soy tú  – Me contestó con una pícara sonrisa.
-          No te creo. Somos muy diferentes. Yo tengo un cuerpo, una mente y  una vida para vivir y luchar cada día.
-          Yo soy tú - Volvió a repetir - Mi cuerpo existe en el tuyo, mi conocimiento se llama sabiduría y mi voluntad es la fuerza con que vives y luchas  – Contestó.


No me parecía ya tan niña. La veía crecer. Era hermosa y fuerte, por eso no me sentía reflejada en ella.


-          ¿Aún dudas? Recorro el camino de la Vida contigo. Sufro tus soledades, sufro también tus errores; me contentan tus alegrías y soy la que te dice bajito al oído que las identidades notables son como el cuento de Alicia a Través del Espejo. Yo soy quien mueve el pincel en tus manos y quien mezcla el cian, el magenta y el amarillo para pintar tu vida de color.  Soy yo la que se asoma a tus ojos para amar otra mirada. Soy risa y también lágrima.  Yo soy toda tú.


Volvió a mirarme con el color del mar y la pureza del agua en sus ojos.

-          No me crees… – musitó,  y una sombra de tristeza nubló su mirada.
-          No me crees –  repitió, y  la sombra de una  duda  nubló mi corazón.
-          No es que no te crea… es que… no eres más que  un sueño –
-          Sí, es cierto, pero tú también lo eres; mas yo soy la parte de ti que perdurará siempre. Soy tu tesón, soy tu amor sublimado, soy tu bondad por ausencia de maldad, soy tu alegría, soy tu esencia. Soy tú.
-          ¿existes? – Le pregunté. Aún no estaba segura de que estuviese ahí. Volvió a sonreír y a hacerse niña.

-          Eso es un misterio – Contestó mientras saltaba jugando. Levanté la vista y ella se asomó a mis ojos. Me estaba mirando de nuevo con sus ojos color de mar.

-          Me vestirás de  palabras. Lo he leído en tu corazón.- 


Seguí mirándola un instante más. No contesté.  Era yo misma.


Una vez tuve un sueño. Se llamaba Alma.



viernes, 25 de enero de 2013

EXISTÍA

Ella existía en cada latido, en el soplo de su aliento.
Existía en cada palabra encadenada a un deseo o a una duda.
En la mirada clara de sus ojos grises.

Existía en el gracioso renacer de cada alborada.
En el ir y venir de las estaciones,
de los sueños y de los cuartos cambiantes de la Luna.

Existía en sus vestidos y aromas,
en las lágrimas olvidadas del pasado,
en el devenir de su tiempo.

Ella existía
para morir en soledades ajenas.

(todos los derechos reservados)


lunes, 9 de julio de 2012

A PIE DESCALZO CAMINO

A Pie descalzo camino, paso a paso,
y apoyado en mi bordón sigo ligero
en busca de tu rostro escondido
en la nube de un pesado velo.
Alienta, oh Dios, alienta mi  camino,
buscador de esos ojos que no encuentro.

Emilio Mazariegos.

lunes, 2 de julio de 2012

PINCELADAS DE AZUL

Sueños siempre incompletos.
Buscando su lugar en espacios ocupados.

Lloran.

Grita el alma dolorida
sin atisbo de redención.
Cruje el llanto triturado por el tiempo
inmolado en el templo del olvido,
y perdidos caminan sobre esencias infinitas.

No existen soles ni esperanzas ya.
Todo queda engullido, devorado sin remedio.
De nada sirven las rosas, ni las azules aguas, ni las estrellas nacientes.

De nada sirve llorar.


Mar Rodríguez.
Todos los derechos reservados.


REFLEXIÓN

Tiene que haber un momento del día en que el hombre que hace planes
olvide sus planes y actúe como si no tuviera plan ninguno.

En que el hombre que tiene que hablar guarde silencio,
deje de dar forma a teorías en su mente y se pregunte a sí mismo:
¿acaso tienen algún sentido?

Tiene que haber un momento en que el hombre de oración
acuda a orar como si fuera la primera vez que lo hace en su vida.

En que el hombre que toma decisiones las deje de lado
como si todas ellas hubieran perdido su validez
y aprenda una sabiduría diferente: distinguir el sol de la luna,
las estrellas de la oscuridad, el mar del árido desierto
y el cielo nocturno del perfil de una montaña.

Thomas Merton.







lunes, 11 de junio de 2012

LLUEVE OTRA VEZ

REDENCIÓN



            No sabía quién la había llamado.

            Dormía en lo profundo de sí misma. Acurrucada, mirando el mundo con los ojos desconocidos del corazón.  Anidaban en ella las palabras perdidas que abonaban  dudas y esperanzas; taladraba su mirada el claro cielo estrellado,  y temblaba mientras escuchaba la dulce música del deseo.  Y, así, dormía con la certeza de la incertidumbre,  con las palabras esperadas que no llegaron a ser pronunciadas. Dormía en los confines perdidos de la tierra oscura de los sueños inconclusos.

            Despertaba cada mañana colgada de la esperanza dolorida, sin remedio, de los acordes perdidos en recuerdos sonoros.   Ya no esperaba.

            No sabía quién la había llamado, ni porqué estaba allí, pero llevaba en su esencia escrita la redención.  Hablaba desde el silencio turbio y aprendido, desde el tiempo cruel e impuesto.  Había besado cada pluma del dolor, de la amargura y de la espera sin final.  Ya no podía esperar.

            Había arrancado con la fuerza del torrente subterráneo buscando la luz.

 Surgió pura  y libre, escapando de todas las fronteras; arrancó desde el centro mismo de sí misma. Resbaló lenta y dulcemente desde los ojos, acariciando su mejilla, tantas veces aprendida, para depositar en sus labios,  suavemente, su beso de amor.

Mar Rodríguez.
(Todos los Derechos reservados)




           

viernes, 8 de junio de 2012

MI UNICORNIO AZUL

OLVIDO


Llama el sueño de tu cuerpo
a los instantes perdidos.
Al proscrito lenguaje de los libros prohibidos.
A la noche incierta, de la muerte cierta de mi espacio sin fin
Se me agotan las palabras
borrándote de pronto,
y en canciones cansadas
besan las sonrisas
los pasos tras de ti.


Mar Rodríguez.

(todos los derechos reservados)